Elegir un fondo de inversión no es sólo mirar su rentabilidad pasada. En especial cuando hablamos de gestión activa, donde el gestor promete superar al mercado a cambio de comisiones más elevadas, la pregunta es inevitable: ¿lo está consiguiendo?
Para responder, existen varios ratios financieros que permiten medir si un gestor genera valor real respecto al índice, y si lo hace de forma eficiente y sostenida. En este artículo te presentamos los cinco más útiles para analizar fondos de gestión activa, además de un bonus track fundamental que, aunque no mide rendimiento, afecta directamente a tus resultados.
1. Alpha: el rendimiento que sí cuenta
El Alpha de Jensen es una ratio que mide cuánto ha conseguido ganar (o perder) el fondo por encima de su índice de referencia, una vez ajustado por riesgo.
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Si es positivo, el gestor ha superado al mercado, lo que indica que ha añadido valor con su estrategia activa.
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Si es negativo, significa que el fondo ha tenido un peor rendimiento y esto nos lleva a plantearnos si realmente merece el coste de la gestión activa frente a una estrategia pasiva más económica y con menor riesgo.
📌 Ejemplo: si el índice gana un 6 % y tu fondo un 8 %, pero ambos tienen el mismo nivel de riesgo, el Alpha es +2 %
En gestión activa, el Alpha de Jensen es el verdadero marcador del valor añadido.
2. Ratio de Información: talento o suerte
Este ratio compara el exceso de rentabilidad frente al índice con la volatilidad de ese exceso (el tracking error).
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Un ratio alto indica que el gestor supera al índice de forma consistente.
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Si es bajo, aunque haya ganado más alguna vez, no hay patrón confiable.
📈 Un buen ratio de información (>0.5) sugiere que el fondo no sólo ha vencido al mercado, sino que lo ha hecho con regularidad.
Mide no solo si gana, sino si gana de forma consistente.
3. Tracking Error: ¿cuánto se aleja del índice?
Este ratio mide cuánto nos alejamos de nuestro índice de referencia, ó también denominado benchmark.
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Bajo (<2%): el fondo se parece demasiado al índice → gestión pasiva disfrazada.
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Alto (>4-5%): el gestor está tomando decisiones activas reales.
El tracking error no mide calidad, sino el nivel de proactividad y toma de decisiones del gestor.
Es el termómetro que realmente mide nuestra gestión activa.
4. Ratio de Sharpe: rentabilidad ajustada al riesgo total
El Sharpe evalúa si el gestor ha generado una rentabilidad superior al activo libre de riesgo, ajustada por la volatilidad total del fondo.
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Cuanto más alto, mejor está siendo compensado el inversor por asumir riesgo.
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Un fondo que rinde mucho pero con alta volatilidad puede tener un Sharpe bajo.
📌 Regla general:
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Sharpe > 1 → bueno
- Sharpe > 2 → excelente
Un gestor debe generar rentabilidad sin llevarte a una montaña rusa emocional.
5. Beta: ¿cómo reacciona ante el mercado?
La beta mide la sensibilidad del fondo frente a los movimientos del mercado.
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Beta = 1 → se mueve igual que el índice.
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Beta > 1 → más volátil.
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Beta < 1 → más defensivo.
Un gestor que logra alpha con una beta baja está creando valor con menos riesgo de mercado. Eso tiene mucho mérito.
La beta te dice si estás dentro de un fondo más agresivo o más defensivo que el mercado.
🎁 Bonus Track: Comisiones (TER) – El coste invisible
El TER (Total Expense Ratio) indica cuánto te cuesta mantener el fondo cada año.
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No mide riesgo ni rentabilidad, pero impacta directamente en tu resultado neto.
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Un fondo que genera alpha pero cobra demasiado puede acabar dejándote igual (o peor) que un índice barato.
📌 Ojo: muchos fondos con baja Alpha y alto TER son una combinación letal.
No subestimes el poder silencioso de las comisiones. A largo plazo, muerden más que el mercado.
Conclusiones
Invertir en gestión activa puede valer la pena… si eliges bien. Estos cinco ratios son herramientas esenciales para filtrar fondos y gestores que realmente hacen un buen trabajo. El Alpha de Jensen es la estrella, pero sin consistencia (ratio de información) y eficiencia (Sharpe y Beta), no hay magia. Y nunca olvides revisar cuánto estás pagando por ese supuesto “talento”.
