De forma estricta, el rally de Navidad o de fin de año, se refiere al período comprendido entre los últimos cinco días de sesión de diciembre y las dos primeras jornadas bursátiles de enero. Durante ese breve intervalo, el mercado ha mostrado históricamente un sesgo alcista. No se trata tanto de un fenómeno técnico aislado, sino del resultado de una combinación de factores económicos, financieros y de comportamiento de los inversores.
Existen varias razones que explican por qué el mercado tiende a comportarse mejor al cierre del año:
Ajustes de carteras e informes de cierre.
Muchos fondos de inversión y gestores institucionales realizan ajustes en sus carteras para cerrar el ejercicio. Es habitual reforzar posiciones en los valores que mejor han funcionado durante el año, lo que genera presión compradora adicional.
Recompras de acciones por parte de las empresas.
Una vez finalizada la temporada de resultados, muchas compañías reactivan con intensidad sus programas de recompra. Desde el año 2000, las recompras han sido uno de los principales motores estructurales de la demanda de acciones en Estados Unidos.
Reducción del volumen institucional.
Con la llegada de las fiestas, parte de los grandes inversores reduce su actividad. En este contexto, los flujos de inversión minorista tienen mayor capacidad de mover los precios.
Factor psicológico y expectativas.
El final de año suele coincidir con un entorno de mayor optimismo, revisión de objetivos y planificación para el nuevo ejercicio. Este componente emocional también influye en la toma de decisiones.
A este escenario técnico se suman varios factores de fondo: las expectativas de recortes de tipos por parte de la Reserva Federal, una inflación más moderada que en ejercicios anteriores, ciertas señales de desaceleración en el mercado laboral, el fortalecimiento de los programas de recompras corporativas y un inversor minorista que ha aprovechado las caídas para aumentar posiciones. En conjunto, estos elementos configuran un entorno en el que las probabilidades de un tramo alcista de final de año son históricamente más favorables, aunque siempre condicionadas a la aparición de riesgos imprevistos.
El rally de fin de año deja varias enseñanzas importantes: los mercados muestran patrones estacionales, pero no son leyes inmutables; las correcciones forman parte natural del ciclo y, en muchos casos, actúan como punto de partida de nuevos impulsos; la psicología del inversor influye tanto como los datos económicos; y la gestión del riesgo es tan importante como la rentabilidad. La clave está en construir una estrategia sólida capaz de resistir tanto los periodos de euforia como los inevitables episodios de volatilidad.